pRimeRa paRtE

jueves, 5 de agosto de 2010

Ni se te ocurra preguntarle a un japonés si lo estás haciendo bien.

Un japonés jamás te dirá nada del estilo "este palo lo haces recto y debería estar torcido", si puede evitarlo, porque eso te daría la idea de que estás haciéndolo mal, y te desanimarías.
En la cultura japonesa, lo importante no son los conocimientos fríos y abstractos e impersonales, sino los sentimientos de las personas humanas. Por eso te dirán "ya lo haces bien" o "eres un genio, son letras muy bonitas y muy artísticas", o "está lo bastante bien para que nosotros lo entendamos" (dejándose en el tintero lo de "con un poco de esfuerzo extra por nuestra parte"). Te lo dicen de buena fe, creyendo que esos comentarios te harán sentirte bien y te animarán a seguir intentándolo.
Si tienes un japonés a quien preguntar, es mejor que no desaproveches tu tiempo, ni el de él, preguntándole barbaridades como "¿lo hago bien?". Con esa pregunta, le harás pasar un mal rato al pobre. En lugar de eso, pídele que te escriba el katakana, deprisa, con su letra normal, "a i u e o ka ki ku ke ko etcétera". Te lo hará en un minuto. Si ves que el segundo palo de la NA ナ no lo hace curvo como yo, sino recto y diagonal, pues ya sabrás que de las dos maneras está bien y se entiende igual.
Cuantas más letras hechas a mano veas, menos te angustiarás porque la letra no te salga parecida a la letra de imprenta. El sufrimiento de los que empiezan a estudiar los kana viene de intentar copiar letra de imprenta "bonita". La letra hecha a mano es más fácil de copiar, la de imprenta es imposible.

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